La alegría está por llegar y no porque me esté adelantando a la enésima campaña presidencial del eterno, que seguramente realizará en 2018.
No es por eso, sino por las recientes declaraciones del amigocho Vicente Motofox en torno a la necesidad de la legalización de la marigüis.
Con su habitual verborrea exaltó las virtudes medicinales y terapéuticas de la yerbita vaciladora y que él, como agricultor que es, inmediatamente procedería a su cultivo en cuanto fuera legalizada en el país.
Como empresario visionario y gran emprendedor formaría una sociedad con Josefina Vázquez Mota, para llevar a cabo el cultivo a gran escala que dejarían al Chapo Guzmán y a otros empresarios verdes reducidos a tristes vendedores de vaina para pájaros.
Mediante experimentos genéticos desarrollaría nuevas variedades de la verde, como la “colita de zorro” y la “sin semilla de San Cristóbal”, que además de provocar sabrosos sueños en glorioso technicolor y con sonido dolby surround 5.1, sería también un gran remedio para las reumas.
Asimismo, con su cultivo a gran escala se abaratarían los costos y se podría usar como forraje para alimentar al ganado charolais cara blanca que se cría en el rancho San Cristóbal, que produciría leche que haría las delicias de chicos y grandes.
¿Se imaginan la bucólica escena? El sol apareciendo en el horizonte iluminando las grandes extensiones verde esmeralda del mencionado rancho, mientas que los pizcadores de mota entonan melancólicamente la rola “Rancho Alegre” para hacer más ligera la jornada.
Una vez desgreñado y empaquetado, el producto se pondría a la venta en los expendios autorizados, para que la raza ecologista alegremente pueda quemarle las patas al chamuco sin el temor de ser apañados por la chota.
Así como las cajas del chocolate Abuelita tienen una foto de Sara García saboreando una tacita de la sabrosa bebida, los paquetes de la yerbita podrían tener la imagen de Martita Sahagún atizándose con un churrito forjado por expertos torcedores traídos directamente de Cuba.
Por todo lo anterior no hay que burlarse del compañero Chente y mucho menos pensar que se quedó en el viaje por haberse cruzado con mota y Prozac, sino reconocer su genio empresarial y esperar que algún interesado en el tema escriba el libro “De la Coca (Cola) a la mota. Vicente Fox, retrato de un visionario”.
Chin Chu Lin
En su último día de estancia durante su gira por México, el Presidente de China Xi Jin Ping (Juan Yin para Peñita) recibió una limpia. Nunca lo hubieran hecho, pues al rato vamos a ver en los pasillos del metro a chamanes chales haciendo limpias piratas de a tres varos y sin el sello de garantía del Brujo Mayor de Catermaco.
