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jueves, 12 de diciembre de 2013

CRONICA DE UN PATALEO ANUNCIADO



Pues por fin, reformus energeticus habemus.
 
Después de varias intensas semanas en que las huestes pejezombies y morenacas trajeron a raya al paisanaje con marchas y bloqueos, con todo y eso ya se aprobó la reforma energética que a decir de Peñis Lolis y sus loritos es la panacea de todos los males que han azorrillado al país durante los últimos doscientos años  y, después de esto, el cielo es el límite.
 
La jornada del día previo a la celebración de la Guadalupana fue intensa y como las cada vez más disminuidas hordas morenazas vieron que en la Cámara de Senadores ya se las habían dejado caer, dirigieron sus baterías hacia la Cámara de Diputados donde se cocinaría el resto del pastel.
 
Si algo hay que admirarles a esta bola de mandriles es su capacidad de movilización, pues después de haber estado estorbando durante varios días en las inmediaciones del Senado, en pocas horas ya estaban enchinchando en la Cámara de Diputados.
 
Para poder entrar ahí fue un viacrucis, pues estos tarados pusieron sus retenes y como si fueran cadeneros de antro había que identificarse con ellos para que hicieran el favor de permitir el paso y a cualquier paisano que fuera trajeado (aunque fuera de Milano) le decía que tenía cara de Diputado y se la hacían de jamón y como mínimo se llevaba dos mentadas y el infame epíteto de vendepatrias.
 
Adentro y como ya la vieron perdida, entre los Diputados pedorristas, patones y movimentosos cerraron el Salón de Plenos con curules y demás obstáculos y los pocos Diputados de otros partidos que llegaron temprano fueron invitados a salir con la amabilidad que caracteriza a estos orangutanes.
 
Pero no contaban con la astucia del Chapulín Ricardo Anaya, que ordenó que se habilitara el auditorio de la Cámara como recinto alterno y con los Diputados en calidad de sardinas, se llevó a cabo la sesión.
 
Como a nadie se le puede negar el sagrado derecho al pataleo, la triada pejendeja presentó nada más y nada menos que 600 reservas a los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución y a 21 artículos transitorios, sabiendo de antemano que los iban a batear pero, como dijo el gallego, lo hicieron nomás por joder.
 
La sesión duró 21 horas corriditas en las que abundaron las mentadas por la desesperación de la izquierda dizque progresista que se quedaban como el chinito, nomás milando como se desechaban una a una sus sesudas reservas a la minuta enviada por el Senado.
 
Durante el transcurso de la sesión hubo varias notas de color, cómo cuando al ínclito y paradigma de la congruencia Diputado Ricardo Monreal le gritaron “chaquetero” lo cual lo llenó de santa ira que lo llevó a olvidar su extensa militancia priísta y no sólo eso, sino que hasta llamó pandilleros y porros a los que osaron reírse de sus pataletas.
 
Otro de los momentos memorables fue la bronca entre las Diputadas Karen Quiroga del PRD alias “La Suavecita de Iztapalapa” y Landy Berzunza del PRI a quien al más puro estilo barriobajero le soltó a la segunda un sopapo que le lesionó la córnea, aunque después y con la cola entre las patas, la Suavecita se disculpó alegando el fragor del momento.
 
Pero sin duda alguna, la cereza del pastel fue el inesperado striptease del Diputado del PRD Antonio García Conejo que dijo que la privatización de la industria petrolera dejaría a la Patria en cueros y, uniendo la acción a la palabra, se quedó en traje de rana rasurada ante el asombro y la hilaridad del respetable público presente y, desde ahora, ya se le conoce como el “Diputado Miserias” por andar mostrando más de lo debido y sin previo aviso.
 
Y así terminó una temporada más del gran Circo San Lázaro y esperamos que la próxima sea tan divertida como ésta.


La del estribo.

Como al Peje le falló la cuchara, muchos ya se relamían los bigotes pensando que al estar en el hule lo sucederían en la cabeza del movimiento, pero sin que nadie lo esperara surgió la juvenil y rozagante figura del Pejecito Andrés Manuel López Beltrán que con sus tenis de 10 mil bolas dirige a las masas pejendejas.

Pos que pensaban, si hasta entre los perros hay razas.