La vieja fórmula descrita por el poeta Juvenal Hace más de dos mil años probó nuevamente su vigencia y efectividad.
Como cada año el día de ayer y soportando un frío de perros, multitud de alegres (y hambreados) capitalinos se dieron cita en la tradicional partida de rosca de reyes en el Zócalo, contando con la siempre agradable presencia de Mancerita, Corazón de León.
A diferencia de ocasiones anteriores en que la distinguida concurrencia como chacales hambrientos se disputaba un pedazo de rosca como si fuera carroña, y tenían que cortarla con cepillo de carpintero para que alcanzara para todos, ahora parece que no llegó mucha gente, a juzgar por el tamaño de las porciones que se estuvieron repartiendo.
Esta hermosa tradición inició cuando el Cuatemochas fue Jefe de Gobierno y ha continuado con los posteriores gobernantes del DF, demostrando que el populismo es una de las herencias del viejo PRI que la nueva izquierda no quiere abandonar.
Y como en todas las ocasiones anteriores, una vez más al Jefe de Gobierno le tocó el niño, por lo que el día 2 de febrero invitará (cortesía de los que si pagamos impuestos) los tamales y el atole (aunque sea con el dedo) a los alegres (y hambreados) capitalinos que son capaces de soportar una fila de tres horas en el desayunadero más grande del mundo.
A Manuel Camacho le salió otro muñec@ Marcel@ Ebrard, mejor conocido como el Señor de las Biclas.
Ojalá que Mancerita no le pida apoyo logístico a la insigne Senadora Lolis Padierna pues ésta ni tarda ni perezosa, sacaría los cuartitos de leche Betty enriquecidos con vitaminas H y F (heces fecales) que le sobraron desde el escándalo de 1998 y que todavía tiene guardados en estado de animación suspendida en un recipiente con nitrógeno líquido para lo que se ofrezca.
Por cierto que el paradigma de la honradez y ahora morenaco Martí Batres también fue investigado por andar repartiendo esta porquería y por un presunto desvío de recursos en la Asamblea Legislativa del DF pero como la investigación la realizó la Comisión de Garantías y Vigilancia del PRD, el barbón resultó más inocente que un recién nacido.
Por otra parte, el PRD ya considera el Zócalo como de su propiedad y varias veces al año lo convierte en el salón de fiestas más grande del mundo, ya que por cualquier motivo lo cierra para organizar pachangas de cualquier tipo, ya sea para instalar pistas de hielo para que la broza sienta que está patinando en Central Park, organizar mega tíbiris para cursis quinceañeras barriobejeras, festivales del Día de las Madres amenizados por los ídolos de la raza y de la broza y demás espectáculos para solaz y esparcimiento (y distracción) de los tarugos que todavía creen en los Reyes Magos y en las promesas del gobierno.
Con el coraje ya me dio hambre y como me levanté tarde me quedé sin rosca. Ya será para el próximo año.
