Las
armas nacionales se han cubierto de gloria. Gral. Ignacio Zaragoza. 5 de mayo
de 1862.
Las
patas nacionales se han cubierto de gloria. Miguel “El Piojo” Herrera. 23 de
junio de 2014.
A
riesgo de que me la mienten y me digan que no soy mexicano, a mí me viene wilson
lo que le pase al Tri en el Mundial de Futbol.
Yo
soy de aquellos raros bichos a los que no les gusta el futbol, las corridas de
toros, el tequila y los mariachis. Cuando digo esto, algunos se ponen “joscos”
y otros de plano me echan bronca. Pero ni modo, así soy y que.
Para
ser lunes, la ciudad amaneció muy tranquila y aun cuando todavía no se aplican
las draconianas medidas del Hoy no Circula (cortesía del Dr. Mensera), en la
mañana no se presentó el habitual tráfico de inicio de semana.
Casualmente,
este día mucha gente se reportó enferma en sus lugares de trabajo y otros de
plano hicieron San Lunes, preparándose desde temprano para disfrutar de la gran
justa futbolera, equipándose con la respectiva cubeta de chelas, carnitas y cómodamente
amarranados en el su sillón favorito.
Millones
de almas (menos una, la mía) se conmovieron hasta las lágrimas cuando el árbitro
silbó el final del partido en que la sacrosanta selección mexicana (así, con
minúsculas) selló con un contundente 3-1 la victoria contra la potencia
futbolera de Croacia (nomás pregunten a cualquiera de los fans dónde queda este
país, a ver que les dicen).
Aquellos
que le prometieron a la Virgencita de Guadalupe irse de rodillas a la Villa
desde el Estadio Azteca, con pencas de nopal en la espalda y escuchando la
discografía completa de Rigo Tovar en su Ipod, cumplirán con beneplácito y regocijo
su promesa.
En
este momento de efervescencia pelotera, se pueden aprobar las medidas más
impopulares en el Congreso y nadie se dará cuenta o no les importará, pues ganó
el Tri.
No
importa que el Gobierno del Distrito Federal nos permita circular con nuestros
autos únicamente cinco días a la semana y aun así nos cobre impuestos
completos. Lo que importa es que ganó el Tri.
Bien
dicen que de la fe al fanatismo existe tan sólo un paso y de la afición al
fanatismo la distancia es de menos de un paso.
Una
vez más se comprueba que si Franz Kafka hubiera sido mexicano sería escritor
costumbrista, pues solamente aquí existe la imagen del Santo Niño Pambolero a
quienes le van a rezar los fanáticos cuando juega la Selección o el equipo de
sus amores.
Esta
imagen se encuentra en la Iglesia de San Grabiel (cómo dice mi azafata de
tierra) en el barrio de Tacuba y hasta hace algunos años se acostumbraba
vestirla con el uniforme del equipo que hubiera ganado el torneo nacional, pero
cuando ganaron los Diablos Rojos del Toluca, el párroco se negó a que el Santo
Niño portara la casaca de este equipo, por lo que optó que mejor se le vistiera
con el uniforme del Tri. Delicado que es el Padrecito.
17.00
horas. Ya va llegando la manada de fanáticos del juego del hombre al gran
jolgorio que se organizó en el Monumento a la Independencia para celebrar este
triunfo, como si el crecimiento económico de México fuera del 9% anual o se
hubiera descubierto en este país la cura del cáncer, el SIDA o de las crudas.
Al
grito de Viva México ca… nijos, la raza da rienda suelta a sus emociones más
recónditas y todos se abrazan (y algún@s
maños@s van más allá) demostrando su hermandad deportiva.
Ya
están cerrados algunos tramos del Paseo de la Reforma generando mayor contaminación
por los autos que se quedaron atorados y tienen que buscar otras rutas para
alejarse de la zona y se gastan recursos para que las fuerzas de seguridad
pública resguarden el monumento para protegerlo de los vándalos que nunca
faltan. Pero esto no importa, ganó el Tri.
Como
seguramente el festejo se va a llevar un buen rato voy a tener que dejar mi
carcacha en la oficina, con la consiguiente mojada para llegar al Metro, el
servicio de secado con la ropa puesta durante el recorrido y otra mojada para
cuando salga. Pero esto no importa, ganó el Tri.
Y
como decía mi abuela: “Bendita raza de bronce, con qué poco te conformas”.
Fin de Fiesta.
El
próximo partido es contra Holanda. Yo creo que hasta aquí llegarán el Piojo y
sus liendres.
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